Esta es una de razón que buenos jugadores de Tuxtlecos, salvo raras excepciones, sólo estaban en el equipo de los 15 a los 18 años, porque a esa edad se iban a estudiar fuera. En cambio en los pueblos chicos, los basquetbolistas jugaban hasta casi los 30 años, a menos que llegara un jovencito mejor, que los desbancara. Por la edad, eran más grandes y pesados que los Tuxtlecos y se conocían muy bien por haber jugado más tiempo juntos. Recuerdo que en el equipo de Tuxtla estaba Glusteín el Pelón Yaven, su hermano Amín Tincho Yaven, Carlos Castillejos, Jaime Grajales, los extranjeros: Orlando Corzo, que era de Villaflores, Sergio la Musha Ibarra, que era Turulo y Fidelfo la Fanfarinfa Rodríguez, orgullosamente Coiteco, además de la gran estrella Tuxtleca de aquellos tiempos, Oscar la Varita Castañón. El equipo de Tapachula era un gran rival con Guayo el Pelón Linazasoro, Bernardo el Mollón Reyes, Guillermo el Chocolate Monzón, Neftalí la Cubana Cruz, Caregato Carranza, Paco Arreola, Julio el Tractor Bravo, Pichu Ross y Fito la Garza Peña. Por cierto, en 1960 se hizo una selección de Chiapas integrada por jugadores de Tuxtla y Tapachula, que fue a competir en los nacionales y sacaron un honroso cuarto lugar, el mejor en la historia del basquetbol en Chiapas. Pero esa ya es otra historia. El equipo que siempre le sacaba canas verdes a Tuxtla era el de Coita, que contaba entre sus filas con Jorge Chanona, Luis el Güero León, Ramiro el Muñeco Farrera, Neftalí Cabrera, Hoffman el Chueco González y muchos más que ya no recuerdo. Coita, con todo y que era un pueblo más chico, siempre representaba un rival peliagudo y a veces hasta nos ganaba. A los aficionados Tuxtlecos, que retacábamos La Cancha Matías, como le llamábamos para abreviar, nos indignaba que los Coitecos nos faltaran al respeto debido a la Capital y en una ocasión fraguamos una treta para hacer enojar a los jugadores, por aquello de el que se enoja pierde. Los espectadores en la cancha siempre nos sentábamos organizados por simpatías, de un lado, toda una mitad de las gradas, las ocupábamos los Tuxtlecos, echándole porras a Tuxtla hasta desgañitarnos. La otra mitad la ocupaban los fuereños: de Coita, Chiapa de Corzo, de Villaflores, etc., gritando también a todo pulmón a favor del rival de Tuxtla, fuera el que fuera. En una final, en la segunda mitad del partido, que Coita iba ganando, toda la porra Tuxtleca, a coro dijimos un verso ensayado para la ocasión:
Caída de agua de 30 metros de altura que al descender sus aguas se unen formando pozas ideales para bañarse sin riesgo. Se descienden 930 escalones hasta el nivel del Río, desde donde se puede admirar la cascada. Se llega a este bello lugar por la carretera internacional 190, a través de 17 Km. asfaltados desde Ocozocoautla, y 3 Km. de terrecería vía Cintalapa de Figueroa. En el municipio de Ocozocoautla, al sureste de la reserva ecológica de 'El Ocote'. Se describe por 930 escalones aproximadamente al nivel del río La Venta, que en este punto serpentea a través del cañón de el mismo nombre; balneario natural ideal para paseos de campo. Cuenta con algunas cuevas, entre las que destaca la del Encanto, con un río subterráneo y una caída de agua. El clima en este lugar es cálido tropical con suelos calizos, colina y dolías. La zona está clasificada como selva baja caducifolia y selva media sub-caducifolia, dentro de la fauna existente podemos mencionar el venado, armadillo, zorras, tejones, leoncillo, etc.